En un día fantástico, le brindamos a nuestro amigo y peñista Borja, su merecido homenaje.
Subimos al monte Arraitz, donde plantamos un roble en su honor.
Las vistas son un lujo, viendo el gran Bilbao y nuestro San Mames, donde seguro oirá rugir a nuestros leones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario